Pasa casi todos los años, que nos llenamos a inicio de año de gran cantidad de propósitos y objetivos, como en una checklist. Pero también tenemos que hacer balance de cuáles de esos propósitos se repiten año tras año sin haberse cumplido. Cuidado en no convertir los propósitos de año nuevo en las cargas de año nuevo. También hay gente que empieza el año sin propósitos, solo con la idea de continuar avanzando como hasta ahora.

Los propósitos más frecuentes … vida sana, dejar de fumar, hacer ejercicio… Pero, si tras pasar una o dos semanas vemos que no estamos alcanzando nuestros objetivos sentimos mucha frustración y culpabilidad. Entonces… ¿debemos tener propósitos o no?

Como conseguir un año más sano

Está bien tener propósitos, pero teniendo en cuenta nuestras circunstancias. No te focalices en las cosas malas que han sucedido el año pasado, sino aquellas positivas que te hayan hecho crecer, superarte o hacerte sentir bien contigo misma. Y tratar de mantener estas cosas buenas, porque los propósitos no se consiguen una vez y ya, se trata de tener constancia hasta que se convierte en hábito.

Descarta también qué propósitos has tratado de cumplir cada año y no has conseguido. Esto también nos da información: ¿por qué no se cumplen? ¿Estás pensando propósitos de forma consciente? ¿Los propósitos que has pensado son para ti o para el resto? ¿Estás tratando de conseguir el propósito por el camino adecuado? ¿Hay otro camino con menos presión y más compasión?

Muchas veces no cumplimos los objetivos o propósitos porque estamos pendientes de cuándo vamos a fracasar. Somos muy autocríticas con nosotras mismas y utilizamos un diálogo interno muy dañino y que personifica y exagera los fracasos.

Por muy sano o beneficioso que sea el propósito para ti, si lo tratas de conseguir desde la obligación y rigidez te hará daño y perderá su impacto positivo en tu vida. Para que tus propósitos estén planteados desde una perspectiva más adecuada apúntate estos consejos para empezar el año con buen pie:

Que tus propósitos sean realistas

Algo que aparentemente es saludable puede no serlo precisamente porque no estás siendo realista. Quizá ya no puedes hacer todo el deporte que hacías antes. No te quedes estancada en la persona que eras, da espacio a tu evolución y a quién eres ahora. Elimina de tu lista aquellos que ves conscientemente que no son adecuados para tu momento y divídelos, hazlo más pequeños y asequibles.

Trabaja tu flexibilidad

La rigidez genera muchas dificultades. Las personas más flexibles pueden darse permiso, comprenderse. La rigidez nos genera más culpabilidad. Permítete fallar un día, dejarte ir, fluir.

Checklist para empezar el año nuevo con buen pie

  • Escucharnos más y mejor. El autocuidado no es solo ir una vez al spa, sino una actividad diaria de autorreflexión, de balance del día.
  • Revisar el autodiálogo. Revisa cómo te hablas a ti misma.
  • Darnos el permiso de conectar con nosotras mismas: no solo a nivel racional, sino también emocional. Conecta realmente con tus emociones.
  • Practicar la autocompasión.
  • Practicar la atención plena. Hay mucho ruido alrededor que nos lo dificulta, pero aprender a soltar y conocerte te ayudará a estar en el momento presente y disfrutar.

Por último, no es obligatorio tener propósitos para el año. La vida cambia de hoy para mañana, y tener propósitos en el día a día también es una opción sana y que tiene en cuenta cómo te sientes y qué necesitas realmente.

Si la lista de propósitos para el nuevo año no va contigo, quizá es una buena opción escribir una lista de agradecimientos y balance del año anterior. ¿Qué has conseguido este año casi sin proponértelo? ¿Cómo has evolucionado? A veces no encontramos el espacio para reconocer nuestro camino y esta es una buena oportunidad